01 junio, 2007

La Paz Perpetua de Kant

En el siglo XVIII, bajo el contexto histórico de la paz de Basilea entre Francia y Prusia, en 1750, Kant escribe su pequeño ensayo Sobre la paz perpetua, dónde busca establecer las condiciones políticas, militares y éticas para lograr la concordia universal.


Lo leía y me imaginaba si el alemán tenía la conciencia de que estaría vaticinando el futuro al proponer todas las premisas las cuales, según él, son imprescindibles para la consecución de la paz. Por no creer en casualidades históricas, me fijo en el hecho de que al pensamiento crítico-filosófico deberían tener más en cuenta los políticos y las estrategias.

¿Y qué semejanza hay entre las cuotas kantianas y la actualidad? Se las cito:


“No debe considerarse válido ningún tratado de paz que se haya celebrado con reserva secreta sobre alguna causa de guerra en el futuro”, pues eso sería armisticio, es decir, posponer el uso de las armas en una guerra de infidelidades.







“Ningún Estado independiente podrá ser adquirido por otro mediante herencia, permuta, compra o donación”, pues un pueblo, una nación, un territorio, son más que eso, son una cultura compuesta por seres humanos a los cuales recaen derechos innatos y inalienables.





"Ningún país puede atacar a otro basándose en suposiciones de lo que puede pasar en el futuro", pues siempre será peor adelantar el mal de la guerra que dar una oportunidad a la paz.







“Los ejércitos permanentes deben desaparecer totalmente con el tiempo”, desapareciendo con ellos la constante amenaza y el imperio de la incertidumbre respecto a la paz.




“Ningún Estado debe inmiscuirse por la fuerza en la constitución y gobierno de otro”, si no existe un desorden político ni conflictos internos, la intervención de un territorio atentaría contra los derechos de un pueblo independiente.










“Ningún Estado en guerra con otro debe permitirse tales hostilidades que hagan imposible la confianza mutua en la paz futura”














(...)





En los Apéndices I e II, Kant habla sobre la discrepancia entre moral y política respecto a la paz perpetua y sobre la armonía de la política según el concepto transcendental del Derecho Público, queriendo decir que es primordial una ética pública que anhele la paz permanente, la que impida al gobernante convertirse en déspota y exonere la Política de las argucias y contradicciones, porque el gobierno debe ser un guía para la nación, y no un ente dominante.






...Actual, ¿no?









*todas las imágenes fueron halladas en google.com.

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