Las uvas tienen banda sonora
No hay nada como la compañía una bella copa de vino mientras trabajas en lo que te gusta. Y me gusta enrojecer una noche lluviosa con palabras y vino.
Ahora me doy cuenta que la elección de la música no debe ser aleatoria (o respetar la aleatoriedad de tus inclinaciones momentáneas), sino que las uvas tienen banda sonora. Al menos es lo que dice la pesquisa de Montes Wines respecto a la alteración de la percepción del sabor del vino por la clase de música que escuchas al degustarlo.
De ahí, que todo un menú musical de degustación de varias clases de vino fue elaborado:
Carbernet Sauvignon
All Along the Watchover - Jimmi Hendrix
Honk Tonk Woman - The Rolling Stones
Live and Let Die - Paul McCartney y Wings
Won't Get Fooled Again - The Who
Chardonnay
Atomic - Blondie
Rock DJ - Robbie Williams
What Love Got to Do Whit It - Tinna Tunner
Spinning Arround - Kylie Minogue
Syrah
Nessun Dorma - Puccini
Orinoco Flow - Enya
Charlots on Fire - Vangelis
Canon - Johann Pachelbel
Merlot
Sitting on The Dock of the Bay - Otis Redding
Easy - Lyonel Ritchie
Over the Rainbow - Eva Cassidy
Heartbeats - Jose Gonzalez
Estos son los tintos, los que más me gustan. También es la prueba irrefutable de que nuestros sentidos nos engañan, ya que yo disfruto mucho más de estos vinos embalada por otros ritmos - el menú se lo he probado.
Más allá de una selección musical "energética y refrescante", "poderosa y dura" o "sutil y refinada", creo que el sabor del vino de una noche fría no se hace mejor o peor sensorialmente, sino que sentimentalmente: la música no es gramática, sino poesía. Cuando Miles Davis toca para mi, lo que se me altera no son las papilas gustativas, es el despliegue, la memoria transfigurada, las ausencias y la belleza de las noches de lluvia. "It never entered my mind...".
La banda sonora es tan intimista que nadie, a parte de ti, se la puede escuchar.
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